En este artículo vamos a repasar los factores que favorecen la malnutrición y que nos pueden ayudar a ser más longevos. Como decía Gregorio Marañón, “los jóvenes deben saber que algún día serán viejos”, por ello es muy importante empezar a cuidarse desde la edad adulta, para disfrutar de una mayor calidad de vida, en los años venideros.
La alimentación es un factor clave y juega un papel primordial en la calidad de vida. Un estilo de vida saludable es la base para un envejecimiento activo y un pleno bienestar a nvel físico, mental y social.
Según la OMS, el término adulto mayor se emplea para personas de más de 65 años. El porcentaje de mayores de 65 años en España hoy es del 18%, en 2031 será el 25,6% y en 2066 el 34,6 %.
Las mujeres viven aproximadamente 7 años más, pero sólo 5 con una calidad de vida aceptable. Según el estudio NUPHYO (MUJERES 2016), impulsado por IMSERSO.
Prácticamente 2/3 partes de las mujeres sufren dolor y de más intensidad que los hombres y peor calidad de vida.
Malnutrición en el adulto mayor
La malnutrición tiene una gran prevalencia. Afecta al 6-15% de los adultos mayores no hospitalizados y al 25-60% de los institucionalizados. Es decir, que un 15% de las personas mayores que viven solas presentan malnutrición y se prevé que aumente a un 30% en los próximos años.
Indicadores de malnutrición
- Pérdida de más de 5 Kg. Pérdida del 5% peso en un mes o más del 10% en 6 meses.
- Sobrepeso (IMC >27) o Bajo peso (IMC <22). A partir de 70 años el IMC se considera normal entre 22-25.
- Albúmina sérica < 3,5 g/dl.
- Cambios del estado funcional.
- Déficits de B12 y ácido fólico (B9).
- Alteración pliegues: disminución grasa subcutánea -tricipital, bicipital o subescapular- y de la reserva proteica -perímetro y circunferencia braquial, área muscular del brazo, circunferencia pantorrilla-
- Circunferencia cintura/cadera, como medida de la masa grasa interna.
- Alteración bioquímica: proteína muscular -índice excreción de creatina-, proteína visceral -albúminas-.
- Atrofia muscular. Sarcopenia
- Tests de Cribaje positivos.
- MNA: Mini Nutritional Assessment
Factores de riesgo desnutrición
Entre los factores de riesgo de la malnutrición podemos citar:
- 80 años
- Anorexia
- Pobreza, aislamiento social, viudedad*
- Dependencia o discapacidad*
- Escasos cuidadores o poco formados*
- Enfermedades agudas o crónicas
- Polimedicación
- Alcohol
- Depresión
- Ingesta inadecuad de alimentos
- Monotonía e insipidez de las comidas
- Bajo nivel cultural
La desnutrición es un factor de riesgo adicional en cuanto a mortalidad y morbilidad. la desnutrición calórico-proteica es una situación común en los ancianos con gran variabilidad en función del nivel asistencial (domicilio, residencia, hospital…).
Tras mantener meses una ingesta energética inadecuada, aparece la malnutrición proteico-calórica. Cursa con caquexia aunque en las fases iniciales, en sangre la albúmina, prealbúmina y la transferrina son normales.
La malnutrición proteica aparece cuándo la albúmina sérica está disminuida e incrementa la morbi-morbilidad de los ancianos. Entre sus síntomas están: alopecia, anemia, anorexia, ansiedad, dermatitis descamativa, deshidratación, deterioro cognitivo y funcional, edemas, fatiga, glositis -inflamación lengua-, hiperqueratosis folicular, irritabilidad, osteoporosis, queilosis -inflamación comisura labios-, sarcopenia, úlceras por presión, etc.
Además del aumento del riesgo de la sarcopenia, se altera la función inmunológica, aumentando el riesgo de infecciones, aparece linfopenia CD4, reducción de interleukina-2, etc.
Factores que afectan a la anorexia y pérdida de peso
Es necesario tener en cuenta los cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento:
- Problemas de masticación:
- En ocasiones faltan piezas dentales o es necesario ajustar la dentadura.
- Menor salivación
- Dificultad de deglución. Es conveniente adaptar las recetas en caso de disfagia y realizar una presentación más apetitosa.
- Menor sensación de sed
- Alteraciones del gusto y del olfato (disgeusia)
- Hipoclorhidria
- Tránsito intestinal irregular
- Abuso de laxantes que reducen los niveles de vitamina K
- Menor absorción de vitaminas y minerales (B12, Fe, Ca)
- Déficit de vitamina D por escasa exposición solar
- Pérdida de masa ósea: osteopenia/osteoporosis
- Mayor sedentarismo
- Sarcopenia: pérdida de masa muscular y densidad ósea
- Metabolismo energético menos eficiente
- Aumento interleukina-6
Pueden aparecer causas médicas relacionadas con: cáncer, caquexia cardíaca, Parkinson, BNCO -bronconeumonía crónica obstructiva-, etc.
Tratamientos farmacológicos
Es recomendables consultar con el farmacéutico si alguno de los fármacos que se está tomando tiene efectos anorexígenos, es decir, reduce el apetito:
- Antiinflamatorios: AINEs, colchicina
- Cardiovasculares: amiodarona, digoxina, furosemida, espironolactona, hidralazina
- Antibióticos: metronidazol, tetraciclinas, aminoglicósidos
- Sistema digestivo: cimetidina, ranitidina
- Sistema Nervioso: butiferonas, fenitoína, fenobarbital, fluoxetina, fenotiacinas, levodopa, litio, sertralina
- Complementos: potasio, hierro, colecalciferol (vit D), tocoferol (vit E)
- Teofilina
- Quimioterapia
Sociales
- Pobreza, aislamiento social*
- Incapacidad para hacer la compra, alimentarse o cocinar*
Psico-sociales
- Depresión
- Demencia
- Alcoholismo
Estudio ANIBES
Según el estudio ANIBES la ingesta media en esta franja de edad se situó en 1700 Kcal/día (mujeres 1500 Kcal/día), siendo el perfil calórico de la dieta de hidratos 40%, grasas 37% y proteínas 17%.
El aporte de fibra y de algunos micronutrientes fue bajo, así como la ingesta de agua.
Se ha relacionado la baja ingesta de omega-3 y de ácido fólico con la hipoacusia.
Socialización
La socialización en esta etapa es muy importante según las expertas Lorena Villa García y Nadia Solà García de Quida. Los que no viven solos o que comen en compañía suelen presentar una mayor densidad nutricional y mejor calidad de vida.
Requerimientos del adulto mayor | la tercera juventud
Las necesidades nutricionales no disminuyen con la edad, si bien las necesidades de calorías se reducen un 5% cada década desde los 55-75 años y un 7% a partir de los 75.
Los requerimientos proteicos a partir de los 65 años no disminuyen, existe un mayor catabolismo proteico y recambio proteico a nivel hepático e intestinal. Es conveniente aportar 1-1,1 g/Kg/día de proteínas e incrementar en caso de enfermedades o intervenciones quirúrgicas o úlceras por presión hasta 1,5 g/kg/día, siempre que no exista insuficiencia renal o hepática.
Es conveniente fragmentar las comidas y aumentar su densidad nutricional. El consumo de proteínas de alto valor biológico ayudará a frenar la sarcopenia (carne, pescado, huevos, legumbres, lácteos). Interesante incluir lácteos como fuente de calcio y vitamina D. Los yogures y quesos son muy bien aceptados. En caso de intolerancia a la lactosa, se puede utilizar un complemento de lactasa.
Con la edad se va reduciendo el metabolismo basal (200 kcal/día) al disminuir la masa muscular. También se reduce el gasto energético (400 Kcal/día) al reducirse la actividad física. Por eso es importante no aportar demasiados hidratos de carbono ni azúcares simples. Como mucho 4 g/Kg/día y siempre acompañados de proteína. Para evitar la resistencia a la insulina y la tendencia a diabetes.
El aporte de grasas insaturadas (aceite de oliva, frutos secos, aguacate, pescado azul) ayuda a reducir la inflamación y mejora la comunicación celular y hormonal, pues forman parte de las membranas celulares. También aportan saciedad y Kcal sanas.
Con frecuencia aparecen déficits de vitaminas y minerales en la población mayor. Es importante prestar atención a los niveles de vitamina D.
Se ha documentado que realizar algo de actividad física antes de comer, favorece una ingesta más completa.
Sarcopenia
La sarcopenia es la pérdida de masa muscular esquelética asociada al envejecimiento y contribuye en gran medida a la discapacidad y la pérdida de independencia del anciano.
Con el paso de los años, la masa muscular va disminuyendo. A partir de los 40 años, perdemos un 1% cada año y a partir de los 60, un 1,5% cada año.
Esta pérdida de masa muscular, favorece el aumento del porcentaje de grasa corporal y de peso, disminuye la fuerza, lo que se conoce como dinapenia. Dificulta la realización de las actividades cotidianas, favorece las caídas y las fracturas y reduce la movilidad, la independencia y la calidad de vida.
Es conveniente enriquecer la dieta en proteínas de alto valor biológico y en ocasiones recurrir a algún complemento nutricional para frenar la pérdida del catabolismo o degradación muscular y la malnutrición.
Es crucial también, incluir rutinas de ejercicio físico de fuerza y resistencia, para activar el anabolismo proteico y la liberación de endorfinas -relajantes naturales- y de citokinas antiinflamatorias.
Complementos nutricionales
A mayores de incluir 25-30 g de proteína en las principales comidas, entre los complementos nutricionales de mayor eficacia está el HMB (beta hidroxilo metil butirato), un metabolito del aminoácido leucina que facilita la recuperación de la masa muscular.
En este artículo de Nutrición Hospitalaria se detalla el enfoque terapéutico global de la Sarcopenia.
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